miércoles, 20 de enero de 2010

martes, 19 de enero de 2010

Del archivo INFOSUR

Recuerdos de Laguna Larga

sábado, 16 de enero de 2010

La velocidad del aprendizaje

La velocidad nos ayuda a apurar los tragos amargos. Pero esto no significa que siempre debamos ser veloces. En los buenos momentos de la vida, más bien conviene demorarse. Tal parece que para vivir sabiamente hay que tener más de una velocidad. Premura en lo que molesta, lentitud en lo que es placentero. Entre las cosas que parecen acelerarse figura -inexplicablemente- la adquisición de conocimientos.

En los últimos años han aparecido en nuestro medio numerosos institutos y establecimientos que enseñan cosas con toda rapidez: "....haga el bachillerato en 6 meses, vuélvase perito mercantil en 3 semanas, avívese de golpe en 5 días, alcance el doctorado en 10 minutos....."


Quizá se supriman algunos... detalles. ¿Qué detalles? Desconfío. Yo he pasado 7 años de mi vida en la escuela primaria, 5 en el colegio secundario y 4 en la universidad. Y a pesar de que he malgastado algunas horas tirando tinteros al aire, fumando en el baño o haciendo rimas chuscas.
Y no creo que ningún genio recorra en un ratito el camino que a mí me llevó decenios.

¿Por qué florecen estos apurones educativos? Quizá por el ansia de recompensa inmediata que tiene la gente. A nadie le gusta esperar. Todos quieren cosechar, aún sin haber sembrado. Es una lamentable característica que viene acompañando a los hombres desde hace milenios.


A causa de este sentimiento algunos se hacen chorros. Otros abandonan la ingeniería para levantar quiniela. Otros se resisten a leer las historietas que continúan en el próximo número. Por esta misma ansiedad es que tienen éxito las novelas cortas, los teleteatros unitarios, los copetines al paso, las "señoritas livianas", los concursos de cantores, los libros condensados, las máquinas de tejer, las licuadoras y en general, todo aquello que no ahorre la espera y nos permita recibir mucho entregando poco.

Todos nosotros habremos conocido un número prodigioso de sujetos que quisieran ser ingenieros, pero no soportan las funciones trigonométricas. O que se mueren por tocar la guitarra, pero no están dispuestos a perder un segundo en el solfeo. O que le hubiera encantado leer a Dostoievsky, pero les parecen muy extensos sus libros.
Lo que en realidad quieren estos sujetos es disfrutar de los beneficios de cada una de esas actividades, sin pagar nada a cambio.


Quieren el prestigio y la guita que ganan los ingenieros, sin pasar por las fatigas del estudio. Quieren sorprender a sus amigos tocando "Desde el Alma" sin conocer la escala de si menor. Quieren darse aires de conocedores de literatura rusa sin haber abierto jamás un libro.


Tales actitudes no deben ser alentadas, me parece. Y sin embargo eso es precisamente lo que hacen los anuncios de los cursos acelerados de cualquier cosa.
Emprenda una carrera corta. Triunfe rápidamente.
Gane mucho "vento" sin esfuerzo ninguno.
No me gusta. No me gusta que se fomente el deseo de obtener mucho entregando poco. Y menos me gusta que se deje caer la idea de que el conocimiento es algo tedioso y poco deseable.
¡No señores: aprender es hermoso y lleva la vida entera!

El que verdaderamente tiene vocación de guitarrista jamás preguntará en cuanto tiempo alcanzará a acompañar la zamba de Vargas. "Nunca termina uno de aprender" reza un viejo y amable lugar común. Y es cierto, caballeros, es cierto.

Los cursos que no se dictan: Aquí conviene puntualizar algunas excepciones. No todas las disciplinas son de aprendizaje grato, y en alguna de ellas valdría la pena una aceleración. Hay cosas que deberían aprenderse en un instante. El olvido, sin ir más lejos. He conocido señores que han penado durante largos años tratando de olvidar a damas de poca monta (es un decir). Y he visto a muchos doctos varones darse a la bebida por culpa de señoritas que no valían ni el precio del primer Campari. Para esta gente sería bueno dictar cursos de olvido. "Olvide hoy, pague mañana". Así terminaríamos con tanta canalla inolvidable que anda dando vueltas por el alma de la buena gente.


Otro curso muy indicado sería el de humildad. Habitualmente se necesitan largas décadas de desengaños, frustraciones y fracasos para que un señor soberbio entienda que no es tan pícaro como él supone. Todos -el soberbio y sus víctimas- podrían ahorrarse centenares de episodios insoportables con un buen sistema de humillación instantánea.

Hay -además- cursos acelerados que tienen una efectividad probada a lo largo de los siglos. Tal es el caso de los "sistemas para enseñar lo que es bueno", "a respetar, quién es uno", etc.
Todos estos cursos comienzan con la frase "Yo te voy a enseñar" y terminan con un castañazo. Son rápidos, efectivos y terminantes.

Elogio de la ignorancia: Las carreras cortas y los cursillos que hemos venido denostando a lo largo de este opúsculo tienen su utilidad, no lo niego. Todos sabemos que hay muchos que han perdido el tren de la ilustración y no por negligencia. Todos tienen derecho a recuperar el tiempo perdido. Y la ignorancia es demasiado castigo para quienes tenían que laburar mientras uno estudiaba.

Pero los otros, los buscadores de éxito fácil y rápido, no merecen la preocupación de nadie. Todo tiene su costo y el que no quiere afrontarlo es un garronero de la vida.
De manera que aquel que no se sienta con ánimo de vivir la maravillosa aventura de aprender, es mejor que no aprenda.

Yo propongo a todos los amantes sinceros del conocimiento el establecimiento de cursos prolongadísimos, con anuncios en todos los periódicos y en las estaciones del subterráneo.

"Aprenda a tocar la flauta en 100 años".
"Aprenda a vivir durante toda la vida".
"Aprenda. No le prometemos nada, ni el éxito, ni la felicidad, ni el dinero. Ni siquiera la sabiduría. Tan solo los deliciosos sobresaltos del aprendizaje".


ALEJANDRO DOLINA

jueves, 14 de enero de 2010

Recuerdos...

sábado, 9 de enero de 2010

Radiografia Lagunense.

Laguna Larga, CORDOBA, ARGENTINA.

(CON TODA HUMILDAD)

En Laguna larga:

No existen las lesbianas. Solo mujeres que nunca conocieron al LAGUNENSE

Cuando Dios dijo: 'Hágase la luz', el LAGUNENSE
ya estaba jugando a la play dos.

Un LAGUNENSE
le regaló su navaja suiza a McGiver, total el se las arregla perfectamente con un alfiler de gancho y un escarbadientes.

El LAGUNENSE
juega a la Ruleta Rusa con el arma totalmente cargada. Y gana.

El LAGUNENSE
encuentra la revista 'Muy interesante' bastante aburrida.

EL LAGUNENSE
TIENE "DOS" MUERTOS EN EL ROPERO.

El LAGUNENSE
compra fernet VITTONE y le queda como si fuera Branca.

Cuando Jesús en la montaña multiplicó los panes, el LAGUNENSE
le dijo: 'Deja Señor, traje facturas'.

El LAGUNENSE
culpó a la noche, culpó a la playa, y culpó a la lluvia.

EL LAGUNENSE
TIENE UN MILLON Y MEDIO DE AMIGOS Y CANTA DESPACITO.

Al LAGUNENSE
siempre le funciona el 'Abra aquí' de las galletitas.

EL LAGUNENSE
NO SE ENFERMA,DESCANSA DE SU SALUD.

Cuando las ovejas no pueden dormir se ponen a contar LAGUNENSES.

EL LAGUNENSE
NO SE MANCHA.

El LAGUNENSE
compra todo lo que Mastercard no puede.

Mientras vos expías tus culpas y pecados en el Purgatorio, el LAGUNENSE
entra en musculosa y calzones, agarra una cerveza de la heladera, y vuelve a su cuarto a ver tele.

El LAGUNENSE
le cobra la renta al Señor Barriga.

El primer día Dios hizo la luz, y vio que era bueno. El segundo día hizo al LAGUNENSE
y se dijo a si mismo 'me zarpé'.

El LAGUNENSE
si quiere, te quita lo bailado.

Cuando el LAGUNENSE
elimina un archivo, la computadora nunca le pregunta si está seguro.

El LAGUNENSE
no sólo dividió las aguas, sino que también les sacó raíz cuadrada y está evaluando la posibilidad de elevarlas al cubo.

La MATRIX es un programa que hizo el LAGUNENSE
en 5 minutos con la comodor 64 solo, para pasar el rato.

El LAGUNENSE
puede estornudar con los ojos abiertos.

Alrededor del LAGUNENSE
hay señal Wi-Fi.

Si el LAGUNENSE
se va a Sevilla, no sólo conserva su silla, sino que cuando vuelve tiene también un banquito y una reposera.

Cuando el LAGUNENSE
O juega al metegol, mete los goles de rabona y tira caños.

Al LAGUNENSE
no se le rayan los CD S, solo se le remixan.

Si argentina queda afuera en el mundial, el LAGUNENSE
se gana un plasma.

James Bond no tiene licencia para matar al LAGUNENSE


Jehová es testigo del LAGUNENSE


Ticketek llamo al LAGUNENSE
para venderle entradas de U2 y Sabina. El los hizo aguardar 2 horas en línea.

El LAGUNENSE
hizo un pacto con el Diablo. Ahora Lucifer está hasta las pelotas.

El LAGUNENSE
invita a almorzar a Mirtha Legrand y la interrumpe todo el rato.

El LAGUNENSE
sabe distinguir entre 'Tire' y 'Empuje'.

Cuando todos van el LAGUNENSE
viene y les muestra el camino.

El LAGUNENSE
es tan grosso, que de chico cuando decía 'basta para mi', era 'basta para todos'

Están estudiando aplicar un nuevo método de calificación en las escuelas: Mal - Regular - Bien - Muy Bien -Excelente - LAGUNENSE


El LAGUNENSE
no presta atención, la regala.

El LAGUNENSE
puso dólares, y recibió dólares.


El LAGUNENSE
es sujeto y predicado al mismo tiempo.

El LAGUNENSE
SABE, pero NO CONTESTA.

Cuando el LAGUNENSE
deja una mina le dice: 'No soy yo, sos vos'.

El LAGUNENSE
se merece el jugo Tang que le da Jaime.

Si el LAGUNENSE
mira la cinta de La Llamada , a los siete días se muere la nena del pozo.

El LAGUNENSE
no esta a la derecha de Dios padre, DIOS se le sienta a upa.

Los noteros de cqc esquivan al LAGUNENSE
por miedo a que los deje en ridículo.

El LAGUNENSE
despidió a Donald Trump.

El Olmo del LAGUNENSE
da peras.

El LAGUNENSE
no salpica la tabla, la bendice.

El LAGUNENSE
puede contar hasta el infinito, al revés.

El LAGUNENSE
le enseñó a Cortázar a jugar a la Rayuela.

Lo que ' La Gotita' pega solo el LAGUNENSE
puede despegarlo.

Toda la película de Forrest Gump está basada en anécdotas del LAGUNENSE


El LAGUNENSE
vende su orina enlatada. Se la conoce como Speed.

Si el LAGUNENSE
alcanza la velocidad de la luz, no solo duplica su masa - según Einstein - sino que también usa la mitad de masa sobrante para hacer tortas fritas.

El LAGUNENSE
no come milanesas porque conoce toda la verdad.

El LAGUNENSE
O fue al lado oscuro de la fuerza, volvió, y trajo recuerdos para la familia.

El LAGUNENSE
es el único ser humano que se puede lamer el codo.

EL LAGUNENSE
SE QUEMA CON LECHE, VE UNA VACA Y SE CANTA DE RISA.

El LAGUNENSE
VA AL INFINITO, LO ENGRUESA Y VUELVE.

Y LO MEJOR DE TODO ES QUE EL LAGUNENSE
ES DE CORDOBA (DEL FERNÉ CON COCA!!!!!!!!!!!!)